Hacerse con un yate suele ser un capricho común entre los multimillonarios. Empresarios como Jeff Bezos o Mark Zuckerberg no han dudado en gastar parte de su fortuna para navegar por diferentes partes del mundo con muchas comodidades, estilo y, sobre todo, lujo. Mientras que el primero encargó la construcción de ‘Koru’ a la firma neerlandesa Oceanco, el segundo decidió ahorrarse este paso y le compró ‘Launchpad’ a un oligarca ruso.
Un estadounidense llamado Clyde Stires siguió un camino completamente diferente para tener el yate que quería, un catamarán de 27,86 metros de eslora y manga de 12,41 metros, equipado para recibir una decena de huéspedes. Stires cuenta en un vídeo publicado en YouTube que no era millonario, pero que decidió canalizar todos los recursos que tenía a su alcance, en combinación con una gran determinación, para construir el yate de sus sueños.
De construir vehículos personalizados a construir su propio yate
Stires nació en Missouri, aunque a la edad de 12 años se mudó con su familia a California. Desde pequeño pasaba mucho tiempo junto a su padre, quien le enseñó a utilizar diferentes herramientas de corte. Con estos conocimientos como base comenzó a aprender por su cuenta cómo arreglar y construir objetos cotidianos como juguetes. Mucho tiempo más tarde, en la década de 1970, encontró inspiración en el fabricante de vehículos Ed «Big Daddy» Roth.
Después de eso, comenzó a construir mototriciclos cuyos diseños conquistaron a estrellas como Elvis Presley y Johnny Graham. Su pasión por lo que hacía solo fue en aumento. Años más tarde se encontraba transformando un autobús de dos pisos en una caravana. Anteriormente había comprado su primer barco en Taiwán, y decidió que “quería volver al agua”, por lo que se deshizo de casi todo lo que tenía para iniciar el proyecto de su vida, la construcción de un yate.
Stires cuenta que analizó cada parte del proyecto antes de comenzar. Dado que no tenía los recursos económicos suficientes, no podía permitirse construir el barco en un astillero. Los costes de hacerlo serían sencillamente inalcanzables. Tampoco podría hacerlo en cualquier parte de Estados Unidos, dado que las condiciones climáticas podrían acelerar el deterioro del barco en construcción. Así que decidió mudarse a un lugar idóneo para dar inicio al proyecto.
Él ya se encontraba en California, así que buscó una casa en Perris, una antigua ciudad ferroviaria caracterizada por su clima seco y soleado. Después de hacer varios bocetos, cálculos y versiones a escala reducida, se puso manos a la obra en 1987. En el vídeo podemos ver como el barco va ganando tamaño con el tiempo. Esto, indudablemente, llamó la atención de la gente del lugar, como señala alguien en el comentario de YouTube de a continuación.
“Vivía en Canyon Lake y pasaba por delante de esto todos los días camino al trabajo, estaba muy cerca de la carretera 74. De repente, este barco enorme empezó a aparecer, haciéndose más grande cada día. Era alucinante verlo. Tuve que parar y preguntar qué estaba pasando con ese barco. Siempre estaba él solo trabajando en la construcción. Fue muy amable y me dijo que estaba construyendo un barco para dar la vuelta al mundo. Entonces, lo que te preguntabas era: ¿cómo va a llegar este barco al océano?”.
La construcción del barco obligó a Stires a perfeccionar todas sus técnicas. Esto incluía desde la soldadura para el proceso de laminación hasta la instalación del cableado, el sistema hidráulico y los motores. Stires tardó años en completar el revestimiento de cubierta, instalar todo el equipamiento y pintar el barco. Una vez que estaba terminado se encontró ante la difícil tarea de llevarlo hasta mar, y la única alternativa fue cortarlo y trasladarlo en pedazos.
El barco, llamado Kaleidoscope, fue rearmado y botado en 1994. Aquel hito para el proyecto fue solo el inicio de una serie de episodios sorprendentes que llegarían años más tarde. El estadounidense cuenta que su barco fue “robado por un cártel” cuando se encontraba en Puerto Vallarta, México. Aunque después de mucho esfuerzo, las autoridades consiguieron recuperar el barco, el proceso de regresarlo a Estados Unidos era tan complejo que decidió venderlo.
Los años han pasado y el yate que alguna vez fue de Stires ha vuelto a navegar. En la actualidad forma parte de la flota de una compañía de alquiler de embarcaciones. Kaleidoscope se presenta como un yate con “todas las comodidades para la experiencia de navegación más lujosa”. Sus nuevos propietarios también lo llaman “limusina del mar” y lo utilizan para excursiones privadas o celebraciones de eventos.
Imágenes | Clyde Stires