El telescopio espacial James Webb volvió a hacer gala de su sensibilidad al detectar unos pequeños puntos rojos en el universo temprano. Estos misteriosos objetos desafían las teorías actuales sobre la formación de galaxias.
Un hallazgo desconcertante. Tras revisar las imágenes del Webb, los astrónomos identificaron una serie de objetos increíblemente densos que existieron hace unos 12.000 millones de años, poco después del Big Bang.
Estos «pequeños puntos rojos» sugieren que las primeras galaxias y agujeros negros se formaron a un ritmo mucho más rápido de lo esperado, de maneras que no encajan con la teoría actual de evolución del universo.
Diminutos, pero masivos. A pesar de su diminuto tamaño, de aproximadamente un 3% del diámetro de la Vía Láctea, estos objetos podrían contener cantidades masivas de estrellas, comparables a las de nuestra propia galaxia.
A sus características inusuales se suma un intenso brillo rojo que los astrónomos atribuyen al polvo de su entorno, que indica una actividad compleja en el interior de los objetos.
Algunas teorías. Una posibilidad es que sean galaxias ultracompactas con una formación estelar extremadamente rápida. Su bajo momento angular las haría más compactas y densas, facilitando una rápida acumulación de masa en su centro.
Otra opción es que alberguen agujeros negros supermasivos que afectan a su luminosidad y estructura. La compactación extrema podría aumentar la tasa de formación estelar y favorecer el crecimiento de agujeros negros masivos en un periodo muy corto tras el Big Bang.
No deberían existir. En cualquier caso, la abundancia de estos pequeños puntos rojos sugiere que los modelos cosmológicos están obsoletos y necesitan ajustes para explicar cómo se formaron tantas estrellas y estructuras masivas en tan poco tiempo.
Los científicos planean seguir utilizando el Webb y otros telescopios para saber más de estos objetos y determinar su naturaleza, ya que podrían proporcionar información clave sobre cómo se formaron las primeras estructuras en el cosmos.
Imagen | Josephine F.W. Baggen et al. (2024)
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