Hemos contado historias de Ferraris destrozados por huracanes, o incluso el F40 que ha estado aparcado una década porque el dueño se había olvidado donde lo tenía. Sin embargo, los relatos verídicos que vamos a describir a continuación son diferentes. En la mayoría de los casos, hablamos de flotas asombrosas de auténtico lujo que están o han estado en paradero desconocido esperando que alguien los encuentre cual cofre del tesoro. Ojalá pudiéramos tener las coordenadas.
No quiero Ferraris en mi almacén. La primera historia se remonta al año 2011. Entonces, un acaudalado abogado de éxito en Estados Unidos recibe una trágica noticia: le diagnostican una grave enfermedad. El hombre, apasionado de los autos de lujo, tenía en su garaje hasta 13 preciados tesoros de la fábrica de Maranello (Mondials, un 400i, un Testarossa, un Quattrovalvole 308 y dos 328, entre otros). Tras conocer la noticia, toma una decisión importante con su flota de coches: decide llevarlos a un lugar seguro y mantenerlos en secreto.
Así, contacta con un conocido que tiene un gran almacén, le paga un dinero por adelantado, le dice que luego le seguiría pagando y le confía el tesoro de Ferraris. Pasaron los meses y la enfermedad del abogado empeoró. El “conocido” no recibe dinero, se inquieta, y toma una decisión que hoy todavía no se entiende. Transporta los Ferraris a un campo perdido de Texas y los deja a su suerte. Allí quedaron más de una década, el tiempo que tardó la familia del abogado en lograr tomar posesión de ellos.
Una historia para no dormir que se conoció gracias a un reportaje de Silidrome donde el espectador pudo ver el estado de todos los Ferraris abandonados a su suerte en un campo el día que la familia por fin acudió a rescatarlos.
Sin embargo, cuatro de los coches de lujo siguen perdidos (o quizás alguien llegó antes que la familia). Cuando contabilizaron la flota faltaban dos ferraris (y dos Rolls-Royces). Hoy, siguen en paradero desconocido y, para que no comience una especie de “juegos del hambre”, la familia nunca ha detallado el área donde fueron abandonados.
Si quieres un Ferrari fantasma, vete a Dubai. No hay otro sitio en el planeta donde existan más flotas de Ferraris abandonados sin dueño. Y no solo Ferraris, casi todos los super coches que te puedas imaginar seguramente tienen una unidad cogiendo polvo en el desierto de Dubai. ¿La razón? Como contaba el medio Gulf News, hay alrededor de 3.000 automóviles abandonados cada año en la ciudad, autos de ensueño que simplemente fueron abandonados y desechados por sus propietarios en el desierto.
Entre las circunstancias para tomar la trágica decisión hay de todo. La principal: las deudas, ya que en Dubai es delito y los Emiratos no tienen leyes de bancarrota, es decir, que en caso de deber dinero estás desprotegido. Esto significa que si, por ejemplo, no cumples con los pagos del coche, o de las tarjetas de crédito o la hipoteca, estás en un buen problema. Para muchos en esa situación, es mejor irse con lo puesto y evitar la prisión.
De entre los vehículos más conocidos hay de todo, desde un Ferrari Enzo (al parecer el dueño era un ex patriado británico al que se le acumularon las deudas), hasta un Ferrari Mondial 8S (solo se fabricaron 700 modelos), un Acura NSK entre contenedores de basura o el mítico Jaguar XJ220 (con solo 700 kilómetros cuando lo encontraron abandonado en el desierto).
Por cierto, Dubai acaba realizando subastas cada cierto tiempo para que estas joyas vuelvan a tener vida. Lo que parece claro es que el enclave tiene el mayor número de super coches abandonados a su suerte.
Ferraris y Mazerattis en un zulo. Esta fue otra historia realmente triste para los aficionados al motor. Al parecer, siempre hubo una leyenda urbana sobre un cobertizo secreto donde se guarda una flota de auténtico lujo “italiano” que alguien había olvidado. Resulta que era verdad. Para ser más exactos, un Ferrari 365 GTB/4, un Ferrari Dino 246 GTS del 74 y un Maseratti Bora Coupe de 1977.
Los coches habían estado cogiendo polvo nada menos que 30 años en un zulo de Dallas. ¿La razón? Nunca se supo, pero tras el descubrimiento de semejante tesoro se subastaron en California.
Un Rolls Royce en Rusia. El aclamado modelo Centurion (Edición Especial) de la casa británica paso las de Caín. Lo encontraron hace unos años en unas vías de tren en Rusia. Como en la mayoría de las ocasiones, nunca se supo cómo o por qué llegó hasta ahí. Al menos en este caso tuvo un final “feliz”. El vehículo pasó por “chapa y pintura” y ahora es un Rolls Royce Phantom completamente modificado que aumentó su valor a cerca de 450.000 dólares.
El Lambo en el Hilton. Historión detrás de esta maravilla de Miura S marrón que estuvo cogiendo polvo nada menos que 30 años en el garaje subterráneo del Hilton Athens. ¿Qué? Sí, al parecer, el famoso multimillonario Aristóteles Onassis era tan fan del artista que compró el Lambo para el cantante de pop Stamatis Kokotas, el “Elvis griego”, en 1969.
Cuenta la leyenda que Stamatis, apasionado y piloto de carreras en su tiempo libre, rompió el motor del V12 en 1972. Por lo que sea, en vez de llevarlo a la fábrica dejó esta joya sobre ruedas tres décadas en el garaje. Lo curioso de esta historia es que, pasado ese tiempo, a pocos parecía importarles. Cuando comenzó la reconstrucción del hotel en 2003, el Lamborghini se llevó a otra instalación de almacenamiento.
Ferraris en un granero. La última historia ocurrió hace no mucho, cuando un hombre compra una casa en Carolina del Norte y se encuentra un tesoro perdido en el granero: nada menos que un Ferrari 275 GTB/2 de 1966 y un Shelby Cobra 427 de 1967.
Los coches tuvieron suerte en este caso, porque la casa, en un barrio acomodado, estuvo a punto de ser demolida. Ambos vehículos habían pasado 27 años sin que nadie en la zona supiera lo que se escondía bajo todo el polvo del cobertizo.
Imagen | Facebook, Motor authority
En Xataka | Tengo un coche de 300.000 euros. Esto es lo que me cuesta mantenerlo