En 2022 se produjo un antes y un después en la historia de Netflix, un giro absoluto en su estrategia que todos recordamos porque muchos analistas creyeron ver en aquella decisión el principio del fin de la plataforma. Sus acciones se desplomaron, el público pareció darle la espalda… y ganó la guerra del streaming. Una decisión en principio impopular que ha acabado otorgándole la preeminencia absoluta sobre sus competidoras.
Todas contra Netflix. La presión que tuvo que soportar Netflix antes de primavera de 2022 no tenía precedentes. En muy poco tiempo habían nacido competidoras como Disney+, que tuvo un arranque arrollador desde su llegada a los hogares a finales de 2019, o la más exclusiva Apple TV+. Un par de años después, Warner reformulaba su HBO con el nacimiento de HBO Max, claramente orientada a competir con las recién nacidas nuevas plataformas. Todas siguiendo a Prime Video, la más veterana, que reforzaba su catálogo con cada vez más producciones propias. A ellas se sumaron, solo en EE.UU., Peacock o Paramount+.
Debacle revelada. En primavera de 2022, Netflix revelaba a sus inversores en la primera reunión trimestral del año que estaba padeciendo una auténtica sangría de suscriptores: concretamente, habían perdido unos 200.000, un dato que llevó a una caída de sus acciones de nada menos que el 25%. Se esgrimieron en aquel momento muchas razones, una de las cuales podía ser su desbordante calendario de estrenos, que le llevaba en 2020 a estrenar 79 películas al mes. Todo esto sucedía en un momento, además, en el que competidoras como Disney+ crecían sin aparente freno.
Medidas de urgencia. Entre las medidas que Netflix proponía a sus inversores para poner freno a esta pérdida de suscriptores estaba una batería de suscripciones más baratas con publicidad. Pero sobre todo, había una decisión más radical: poner fin a la posibilidad de compartir cuentas de forma ilimitada, que Netflix había apoyado estratégicamente desde su nacimiento como un inteligente modo de darse a conocer. Todos recordamos la reacción masiva de los clientes al anuncio: ese movimiento costaría caro a la plataforma. Y aquí estamos.
«La gran corrección». Ese fue el nombre que recibió este arriesgado movimiento de Netflix, y que le ha llevado a donde está: desde que en mayo de 2023 dejó de poderse compartir cuenta, la plataforma ha sumado 45 millones de suscriptores y el precio de sus acciones se ha incrementado más de un 300%. Por supuesto, una cosa no está directamente relacionada con la otra. Se trata, sencillamente, que Netflix ha puesto en marcha un viraje general de su estrategia, que coincidió con el abandono de Reed Hasting como director ejecutivo y la llegada a ese puesto de Greg Peters y Ted Sarandos, que comparten la silla.
Poco a poco. El propio Peters fue quien se encargó de testear el movimiento de las cuentas compartidas en mercados muy específicos a principios de 2023: Chile, Costa Rica y Perú. Y no era el único golpe de timón que tenía Netflix en la manga. En otoño del año anterior había presentado el mencionado sistema de programas con anuncios en una serie de planes de suscripción más económicos. Para completar el anuncio, mostró una lista de diez programas que los incluirían: sus diez programas más vistos.
Disfrutar de las desgracias ajenas. Tal y como informa el Financial Times en un artículo que revisa la fulgurante carrera de la plataforma, Netflix ya no tiene que invertir grandes cantidades de dinero para atraer a su vera a nombres importantes del audiovisual, como Martin Scorsese o Shonda Rhimes: con su estatus actual, son los grandes nombres los que se pegan por trabajar con Netflix. Esto se suma a que en momentos de crisis en la industria del cine tradicional, Netflix sigue siendo una plataforma en la que se puede trabajar: pasó en la pandemia (donde el uso de todas las plataformas se disparó) y volvió a pasar con la reciente huelga de guionistas y meses posteriores, cuando las suscripciones no dejaron de crecer.
Solo ventajas. Este recién adquirido nivel de vencedora en la guerra de las plataformas le ha permitido incluso reducir el nivel de inversión en producciones propias. De ese modo, según el Financial Times, la plataforma ha podido hacer que disminuya esa inversión de 17.000 millones de dólares al año que gastaba hasta 2022 hasta los 13.000 millones que invertía durante las huelgas del año pasado. De momento, se mantiene en esa cantidad, aunque fuentes de la plataforma afirman que podrían considerar subirla más adelante de nuevo.
Muchos factores. El dominio que Netflix exhibe actualmente frente a sus competidoras es fruto de numerosos movimientos estratégicos, unos más evidentes que otros. No hay que olvidar cómo se está convirtiendo en una aglutinadora de licencias ajenas, o cómo hay apuestas que pueden estar dando un giro al futuro cercano de la plataforma, como su producción de videojuegos o la retransmisión de eventos en vivo. Últimos capítulos de una evolución que tuvo en 2022 un punto de inflexión muy claro.
Cabecera | D B en Flickr / BoliviaInteligente en Unsplash
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