
Adicional a esto, la depresión o la sensación de impotencia, también pueden surgir al interactuar con sistemas de IA que se perciben como más capaces que los propios individuos. El empleo de asistentes personales basados en IA, por ejemplo, puede hacer sentir a las personas menos competentes si el sistema demuestra ser más hábil para realizar tareas.
Aunque es imperativo estar consciente de los posibles riesgos asociados al uso de la tecnología y tomar medidas para mitigarlos, también debemos recordar que no todas las personas experimentan estos impactos psicológicos negativos al utilizar sistemas de IA. Muchos consideran que la IA es útil y beneficiosa.