Los micropagos en general y en los videojuegos en particular siempre han sido objeto de polémica y discusión. No porque sean negativos per se (al fin y al cabo, son la fuente de ingresos de juegos gratuitos), sino por cómo están implementados. Ese es uno de los motivos que han llevado a la BEUC, la Organización Europea de Consumidores, a poner una queja (PDF) ante las autoridades europeas para tomar medidas.
Euros gemas. Empecemos por el principio. El fundamento de los micropagos es que nunca, o prácticamente nunca, se hacen con dinero real. Siempre hay un paso intermedio: una divisa premium. Si un jugador quiere comprar una skin para su personaje favorito, probablemente no la compre con euros contantes y sonantes. Seguramente tenga que comprar puntos, gemas, pavos, rubíes, oro, perlas, llámalo X moneda con la cual, ahora sí, puede comprar la skin.
Además, el precio del producto digital siempre suele ser diferente a la cantidad de moneda premium que se puede comprar, que normalmente viene en lotes predeterminados. Quizá la skin vale 450 gemas, pero el juego no nos permite comprar esa cantidad, sino que el mínimo es un «barril de 500 gemas» por 9,99 euros, por ejemplo.
¿Por qué se hace esto? Para ocultar el precio real del producto. Según exponen desde la BEUC, «la única función de estas monedas premium es impedir que los consumidores compren contenidos digitales dentro del juego directamente con moneda real. Como resultado, simplemente ocultan el verdadero precio de los contenidos digitales, distraen a los consumidores de sus gastos y pueden llevarles a gastar más de la cuenta, lo que va en contra de los intereses de los consumidores».
La única forma de saber el precio real del producto es sacar la calculadora y echar cuentas. Solo así podemos saber que una skin no vale 450 gemas, sino alrededor de diez euros. Es lo mismo, pero contado de forma que el precio real se queda en segundo plano. Según Agustín Reyna, Director General de BEUC.
«Los jugadores no deberían tener que recurrir a una calculadora cada vez que quieran tomar una decisión informada sobre cuánto quieren gastar. El dinero que gastan debe aparecer en dinero real y hay que poner fin a las prácticas engañosas».
La técnica funciona. Solo en 2020, los micropagos en videojuegos generaron más de 46.000 millones de euros en ingresos a nivel global. Estamos hablando del 25% de los ingresos del mercado de los videojuegos. En el caso de los niños, la BEUC asegura que son más sensibles a las «tácticas de manipulación» y que gastan una media de 39 euros mensuales en micropagos en videojuegos.
Las recomendaciones de la BEUC. En un extenso documento de 35 páginas (PDF) la BEUC recoge estas, a su juicio, tácticas de manipulación con ejemplos, citando a empresas como Roblox, Supercell, Electronic Arts o Mojang. Entre las medidas recomendadas para «regular las divisas virtuales en juegos y aplicaciones» están considerar la prohibición de las divisas premium o, en caso de no ser considerado lo más adecuado, prohibir los micropagos y las monedas premium a los menores.
Asimismo, la organización opina que la Comisión Europea debería aclarar vía ley que los desarrolladores de un juego o una app «deben proporcionar una equivalencia clara y transparente de las monedas premium del juego y de la aplicación en moneda real y local». Dicha equivalencia debe mostrarse antes de cada transacción usando, por cierto, el mismo tamaño y tipo de letra. También considera que los consumidores deberían poder comprar la cantidad exacta de moneda premium, no un lote predeterminado.
La industria responde. Esto es una queja y, por el momento, no ha ido ni va a más. Habrá que esperar para ver si desde la Unión Europea deciden tomar cartas en el asunto. En cualquier caso, Video Games Europe, una organización que representa a las empresas de videojuegos como Activision Blizzard, Epic Games, Embracer, Roblox, Nintendo, SEGA y Riot Games, entre otros, ha emitido un comunicado en el que afirman lo siguiente:
«La compra de monedas del juego es una práctica bien establecida y comprendida por los jugadores. Nuestros miembros siempre respetan la legislación europea en materia de consumo a la hora de ofrecer estas compras.
Nuestra industria ofrece una amplia gama de juegos que permiten a los jugadores acceder a una enorme variedad de géneros y nuevas experiencias innovadoras a través de diferentes servicios. Los jugadores pueden experimentar juegos enteros sin gastar dinero, dándoles la oportunidad de probar juegos sin ningún coste o compromiso inicial.
Video Games Europe y sus miembros apoyan y promueven unos principios justos y transparentes para las compras de contenidos para juegos, incluida la moneda del juego. El Código de Conducta de PEGI exige a los desarrolladores que garanticen que el coste real sea claro e inequívoco en el punto de compra de la moneda del juego».
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