Las redes sociales tienen muchas cosas buenas, pero también pueden llegar a ser oscuras. Hay muchos usuarios en ellas y no todos tienen buenas intenciones. En la misma plataforma que nos permite ver vídeos de gatos y memes es posible encontrar discurso del odio, abusadores, contenido que promueve estilos de vida y hábitos no saludables, etc.
Ponerle coto a esto, sobre todo si hablamos de menores, es muy importante, así que Instagram ha tomado cartas en el asunto. Su solución: las cuentas para adolescentes. Es una propuesta que llega justo a tiempo. Justo cuando algunos países están barajando regular por ley las edades mínimas para tener acceso a redes sociales.
Vayamos por partes.
Qué es una cuenta para adolescentes. Traducción literal de las recién anunciadas «Teen Accounts», estas cuentas son, según Meta, «una nueva experiencia para jóvenes guiada por los padres». Cuando un menor se cree una cuenta en Instagram, por defecto será una cuenta para adolescentes y eso tiene ciertas implicaciones en lo que al contenido ofrecido se refiere. El objetivo, deslizan desde Meta, es «ayudar mejor a los padres y darles la tranquilidad de que sus hijos están seguros con las protecciones adecuadas».
Cuentas privadas. La primera y más importante es que las cuentas para adolescentes son privadas por defecto. Los menores de 16 años, tanto los ya usuarios de Instagram como los que se registren a partir de ahora, tendrán una cuenta privada. Por otro lado, las cuentas también serán privadas para todos los usuarios menores de 18 años que se registren a partir de ahora, pero no parece que esto vaya a aplicar a los que ya sean usuarios de la app.
De esa manera, el contenido publicado por el menor será privado y aquel que quiera verlo tendrá que enviar una solicitud de seguimiento, solicitud que el menor tendrá que aprobar.
Mensajes e interacciones limitados. Los adolescentes solo podrán recibir mensajes de los usuarios a los que siguen o con los que están conectados. De la misma manera, solo podrán ser etiquetados y mencionados por aquellos a los que siguen. Además, tendrán las palabras ocultas activadas por defecto y el contenido sensible, como la violencia o la promoción de la cosmética en los Reels y la sección Explora, limitado. Limitado al nivel más estricto posible.
Por último, aunque no por ello menos importante, los menores recibirán una notificación cuando hayan usado la app durante más de 60 minutos avisando de que dejen la app (queda por ver la eficacia de la misma) y tendrán activado el modo sueño. Este modo se activa entre las 22:00 y las 7:00, silencia las notificaciones y envía respuestas automáticas en los mensajes directos.
Los padres tienen el poder. Los usuarios menores de 16 años necesitarán el permiso de los padres para usar ajustes menos restrictivos. Eso, por cierto, obliga a que los padres tengan cuenta de Instagram y que se configure la supervision parental. Los menores con más de 16 años no tendrán este filtro, pero los padres podrán activarlo si así lo desean.
Por otro lado, los padres podrán ver con quién hablan sus hijos por mensaje directo. No podrán ver los mensajes, pero sí los usuarios con los que han hablado en los últimos siete días. De la misma manera, podrán ver qué temas son los que el menor ha decidido ver en la pestaña Explora, activar una restricción de tiempo de uso y bloquear el uso de Instagram entre determinadas horas.
¿Tienes 18 años? Dado que mentir en la edad es algo tan sencillo como elegir un número u otro, Instagram ha activado una serie de mecanismos para detectar cuentas de menores que mienten con la edad. Para evitarlo, los menores que se creen una cuenta tendrán que verificar su edad mediante un vídeo selfie o una foto de su carnet de identidad y, además, Instagram usará inteligencia artificial para predecir si alguien tiene la edad que dice tener o es menor. Según recoge la compañía en un informe relacionado con estas medidas (PDF):
«Utilizaremos tecnología de inteligencia artificial para predecir si alguien tiene más o menos de 18 años. Entrenamos esta tecnología con señales como la información del perfil, cuándo se creó la cuenta de una persona y las interacciones con otros perfiles y contenidos. A partir de esas señales, podemos empezar a hacer cálculos sobre la probabilidad de que alguien sea adulto o adolescente, incluso si un adolescente ha indicado una fecha de cumpleaños adulta en su cuenta
Utilizar esta tecnología de este modo es un gran cambio y una primicia en nuestro sector. Aunque estamos para garantizar que nuestros modelos de IA sean precisos, podemos cometer errores en el camino, por lo que queremos adoptar un enfoque proporcionado a los ajustes que aplicamos. Por eso daremos a las personas que predecimos como adolescentes la opción de cambiar estos ajustes. Empezaremos a probar este cambio en EE.UU. a principios de 2025″.
En otras palabras, van a implementar esta tecnología, pero son conscientes de que puede haber errores y por eso piden una harmonización a nivel industria, gobierno y expertos que se aplique a todo el ecosistema móvil. Desde Instagram afirman que abogan «por un enfoque que incluya una solución técnica a nivel de sistema operativo o de tienda de aplicaciones para la verificación de la edad como la forma más sencilla, eficaz y protectora de la privacidad para verificar la edad».
¿Cuándo? Según Instagram, la aplicación de estas medidas comienza ya. «Tenemos previsto incluir a los adolescentes en las cuentas para adolescentes en un plazo de 60 días en Estados Unidos, Reino Unido, Canadá y Australia, y empezar a incluirlos en las cuentas para adolescentes en la Unión Europea a finales de este año.», aseguran desde la empresa, que también afirma que «llevaremos las cuentas para adolescentes a otras plataformas de Meta el año que viene». Entre esas plataformas están WhatsApp, Facebook y Meta Quest.
La edad mínima para poder usar redes sociales no está harmonizada ni siquiera en la Unión Europea, donde el RGPD establece un rango de entre 13 y 16 años a voluntad de cada país
El debate sobre la edad. Esta decisión por parte de Instagram llega justo cuando se está llevando a cabo un intenso debate sobre la edad mínima para acceder a las redes sociales. En España, sin ir más lejos, el gobierno aprobó un anteproyecto de ley que pretende subir la edad mínima para poder usar redes sociales como Instagram o TikTok hasta los 16 años (actualmente el mínimo es 14 años). Esta ley no es que prohíba el uso de las mismas, sino el tratamiento de los datos. Hasta los 16 años un usuario no podrá aceptar que una red social haga uso de sus datos, salvo que cuente con el permiso expreso de sus padres.
Por otro lado, este anuncio llega una semana después de que el gobierno de Australia propusiese prohibir las redes sociales para menores de una edad pendiente por definir, pero comprendida entre los 14 y 16 años. Peter Kyle, Secretario de Tecnología de Reino Unido, dijo también que prestaría atención a esta medida de cara a poder aplicarla en su país.
El problema es que no es común… Ese es el gran inconveniente. La edad mínima para acceder a redes sociales no es común en todo el mundo, ni siquiera en la Unión Europea. Aunque el Reglamento General de Protección de Datos establece la edad mínima en 13 años, cada país tiene potestad para decidir la suya. En España es 14 años (por ahora), en Francia es 15 años y el rango del RGPD es de entre 13 y 16 años. Eso obliga a que las redes tengan que adaptarse a cada país y provoca, en pocas palabras, un lío.
… y que los padres no usan las herramientas. Todas las medidas relacionadas con el control parental están muy bien, pero dependen de que los padres las usen de forma eficaz. No es el caso. Así lo afirmaba Nick Clegg, Presidente de Asuntos Mundiales de Meta, hace apenas unos días en una conferencia en Londres. Según afirmó Clegg:
Una de las cosas que nos encontramos… es que incluso cuando desarrollamos estos controles, los padres no los utilizan. Así que tenemos un problema de comportamiento: nosotros, como empresa de ingeniería, construimos estas cosas y luego decimos en eventos como éste: ‘oh, hemos dado a los padres opciones para restringir la cantidad de tiempo que los niños están online’. Los padres no lo utilizan».
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