Sabemos que el embarque a un avión podría mejorarse. De hecho, la ciencia tiene un método desde hace tiempo. Sin embargo, una vez dentro, los pasajeros con los que nos toca convivir el trayecto no se pueden seleccionar. Ahí entra el factor suerte, y podemos tener un vuelo tranquilo y apacible o, como en algunos casos sonados, pasajeros ruidosos, trifulcas y, en el peor de los casos, alguien tan cafre como para que el piloto decida dar la vuelta. En estas ocasiones, hasta ahora, pagaban todos por unos pocos. Una sentencia en Australia podría cambiarlo.
La noticia. Todo ocurrió hace doce meses, cuando un hombre de 32 años que volaba de Perth a Sydney (Australia) mostró un comportamiento “rebelde” que finalmente llevó al capitán a dar la vuelta al avión y cancelar el viaje al resto de pasajeros. Como ha recordado la sentencia del tribunal estos días, el avión tuvo que descargar el combustible que habría sido necesario para el viaje de cuatro horas. Al llegar al aeropuerto, el pasajero fue arrestado.
Ahora, muchos meses después, se ha celebrado el juicio por aquellos hechos tras varias audiencias. La Policía Federal Australiana (AFP) acusó al pasajero y se ha declarado culpable de alteración del orden público en un avión y de no cumplir con las instrucciones de seguridad. La resolución: deberá pagar el coste total del combustible desperdiciado del avión.
De cuánto estamos hablando. Ni el nombre del pasajero ni el de la aerolínea se han hecho públicos, tampoco los detalles de su comportamiento disruptivo, pero sí se ha desvelado que el combustible le costó poco más de 5.800 dólares, o 8.630 dólares australianos, pagados directamente a la aerolínea.
No solo eso. Al parecer, el Tribunal de Magistrados de Perth, donde se originó el vuelo, le impuso una multa de otros 6.000 dólares, lo que eleva el coste total por mala conducta a poco menos de 12.000 dólares.
Aviso a navegantes. La noticia solo se puede entender como una advertencia para futuros casos parecidos, de hecho, así se ha dictaminado en la sentencia. Como explicó Shona Davis, superintendente de la policía, en un comunicado, “la multa y la orden de devolución servirán como advertencia de que el comportamiento delictivo a bordo puede tener un alto coste para el infractor. Es mucho más sencillo obedecer las instrucciones del personal de la aerolínea que causar problemas innecesarios, que pueden acabar pasándote factura”.
Un problema de lejos. De un tiempo a esta parte, y gracias a la posibilidad que brindan las redes y los vídeos subidos de los usuarios, hemos visto infinidad de casos donde el interior de los aviones se convierte en un ring de discusión y, en el peor de los casos, con peleas de todo tipo entre los pasajeros.
A veces el alcohol es el detonante pero hay historias de todos los tipos que casi siempre terminan con el desalojo de uno o varios pasajeros por las fuerzas de seguridad. Ocurre que si el avión ya está en el aire, pagan todos con el regreso del vuelo.
El informe que certifica el mal comportamiento. De hecho, podemos confirmar que el mal comportamiento en los aviones no solo no es nuevo, sino que después de la pandemia parece que se ha agravado. Según un análisis de la Asociación Internacional de Transporte Aéreo (IATA), los “incidentes con pasajeros rebeldes” en los vuelos se dispararon un 47% entre 2021 y 2022. ¿Cómo?
En el mismo, se explica que la mayoría se debieron al incumplimiento (como el uso de mascarillas tras la pandemia), pero cuando se levantaron estas normas, la gente se comportó mal de otras maneras. Las acciones más comunes, según la IATA, fueron fumar y vapear, negarse a abrocharse el cinturón de seguridad, llevar demasiado equipaje de mano a bordo o beber alcohol en exceso.
Ahora, la nueva medida dimensiona como nunca lo “caro» que puede costar portarse mal.
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