El cometa Halley quizás sea el más popular entre este tipo de cuerpos celestes, pero hay muchos cometas de renombre, ya sea porque nos visitaron en los últimos años, ya sea porque nos han visitado en los últimos años (como el Hale-Bopp en los 90), ya sea por sus nombre espectaculares (recordemos el cometa “Diablo”), o por su vistosidad (como el caso del “cometa verde”).
El nombre de 109P/Swift-Tuttle quizás no nos resulte inmediatamente conocido, pese a estar “presente” en nuestros cielos cada año. No presente en el sentido convencional, sino porque es el causante de la gran lluvia de estrellas que cada año surca los cielos en verano: las Perseidas.
Y es que esta lluvia de estrellas fugaces no es sino la entrada en la atmósfera de pequeñas partículas dejadas atrás por este cometa. Estas partículas quedan suspendidas a lo largo de la órbita del cometa.
Cuando la Tierra cruza la órbita del cometa muchas de estas minúsculas rocas acaban entrando en la atmósfera. La fricción con las partículas en suspensión en la atmósfera hace que estas rocas se calienten hasta hacerse incandescentes, generando así luz en su sendero de descenso. La dinámica habitual de las estrellas fugaces.
El cometa 109P/Swift-Tuttle fue descubierto en el año 1862 por los astrónomos Lewis Swift y Horace Tuttle. Sin embargo fue Giovanni Schiaparelli quien, tres años después, en 1865, se daría cuenta de la relación entre el cometa y la lluvia de estrellas de las Perseidas.
109P/Swift-Tuttle es un cometa de considerable tamaño. Con sus 26 kilómetros de diámetro, se estima que este objeto tiene un tamaño semejante al cometa que causó la extinción masiva del Cretácico-Paleógeno. Es decir, el asteroide que acabó con los dinosaurios (a excepción de las aves, claro).
Si bien las Perseidas hacen acto de presencia cada año en nuestros cielos, la visita del cometa propiamente dicho se da con una frecuencia mucho menor. 109P/Swift-Tuttle completa sus órbitas cada 133 años. La última vez que el cometa se acercó a la Tierra fue en 1992 y la siguiente será en 2124, aunque volverá a aproximarse en 2126 a su regreso.
Durante su acercamiento en el año 2126 109P/Swift-Tuttle pasará a algo más de 22.940.000 km de nuestro planeta. Eso es unas 60 veces la distancia entre nuestro planeta y la Luna y algo menos del 15,34% de la distancia media entre nuestro planeta y el Sol, es decir: 0,1534 unidades astronómicas.
En función de su órbita, 109P/Swift-Tuttle se clasifica como un cometa de tipo Halley (HTC). Estos cometas tienen como característica órbitas de longitud media y muy inclinadas con respecto al plano del sistema solar. Hoy en día conocemos algo más de un centenar de objetos de este tipo en nuestro entorno.
Uno de los motivos de que este cometa no nos resulte tan familiar puede estar en que nos refiramos a él con un nombre “compuesto”. Puede intuirse que la segunda parte del nombre, Swift-Tuttle, se la debe a sus descubridores. ¿De dónde viene entonces la otra parte?
La “P” indica que es un cometa periódico, es decir, que orbita al Sol cada 200 años o menos. Otras letras designan distintas órbitas (como la C para indicar que no se trata de cometas periódicos, la X cuando no conocemos su periodicidad, la D que indica un cometa desaparecido o destruido, y más).
109 por su parte es un ordinal que indica que fue en 109º cometa en ser debidamente descrito. Hoy en día este ordinal suele ser sustituido por el año en el que se realiza esta descripción.
En Xataka | Las noches de esta semana Perseidas y Delta Acuáridas nos brindarán una doble lluvia de estrellas
Imagen | Jim Scotti, Universidad de Arizona / NASA/Preston Dyches