El liderazgo de Taiwán en la industria de los chips es el resultado de una apuesta en la que TSMC se lo jugó todo a una carta. Esta compañía taiwanesa lidera la industria de los semiconductores con una rotundidad inapelable. Su cuota de mercado actual roza el 60%, una cifra que la coloca muy lejos del 17% que comparten Intel y Samsung, sus dos competidores mejor posicionados. Este liderazgo tan sólido es el resultado de las dos grandes bazas que tiene esta empresa. Una de ellas es su capacidad tecnológica puntera. Y es que desde hace ya casi dos años produce circuitos integrados en su nodo litográfico de 3 nm, por lo que solo Samsung le sigue el ritmo.
La otra cualidad de TSMC es su enorme capacidad de fabricación. Actualmente tiene plantas habilitadas para producir chips de alta integración en Taiwán, Estados Unidos y China, y está construyendo tres más en Arizona (EEUU), así como otras dos en Hsinchu (Taiwán) y el Parque Científico del Sur, en su país de origen; dos en Japón y planea poner a punto otra en Alemania. Hoy su mejor cliente es Apple, pero también fabrica semiconductores avanzados para NVIDIA, AMD, Qualcomm o MediaTek, entre muchas otras empresas. Incluso produce circuitos integrados para Intel.
Dadas las circunstancias no resulta extraño que para cubrir sus necesidades necesite reclutar a nada menos que 6.000 ingenieros cada año. De una cosa no cabe duda: el éxito de TSMC se ha cimentado sobre una estrategia ambiciosa y muy bien orquestada durante casi cuatro décadas. De hecho, el camino que ha recorrido esta compañía desde que el veterano ingeniero Morris Chang la fundó en 1987 ha sido largo, y, en algunos momentos, tortuoso. Con toda probabilidad no ocuparía la posición que tiene de no haber contado con la complicidad de ASML. Y la del Gobierno taiwanés.
Vietnam quiere seguir los pasos de Taiwán
TSMC, y Taiwán por extensión, son una potente fuente de inspiración. Lo son, al menos, para Vietnam. Y es que el Gobierno de este país del sudeste asiático se ha fijado un objetivo muy ambicioso: aspira a ingresar 100.000 millones de dólares gracias a su industria de los chips, y más de 1.000 millones a través del sector de la electrónica. Todo ello en 2050. En apenas dos décadas y media. Puede parecer mucho tiempo, pero no lo es. Es un suspiro cuando se trata de reconstruir completamente un sector que debe afianzarse como el centro de la economía de un país.
En 2050 Vietnam aspira a tener listas tres fábricas de semiconductores y veinte plantas de empaquetado y test
La industria de los circuitos integrados no le es completamente ajena a Vietnam. Actualmente Intel, Samsung, Amkor, Texas Instruments, Qualcomm o Infineon son algunas de las compañías que están presentes en este país. Aun así, Pham Minh, el primer ministro de Vietnam, ha elaborado un plan muy detallado que persigue desarrollar la capacidad de diseñar chips especializados, fomentar el crecimiento del sector de la electrónica, formar a trabajadores cualificados y atraer inversión extranjera. No obstante, esto no es todo. En 2050 este país aspira a tener listas seis fábricas de semiconductores y veinte plantas de empaquetado y test.
Para alcanzar todos estos objetivos Minh ha dividido su estrategia en tres fases diferentes. La primera de ellas acaba de arrancar y persigue atraer inversión extranjera directa para hacer posible la creación de al menos 100 empresas de diseño de chips, una fábrica de semiconductores y diez plantas de empaquetado y test. La segunda fase arrancará en 2030 y propone formar a más de 100.000 ingenieros especializados en semiconductores, establecer al menos 200 compañías de diseño de chips, construir dos fábricas más y poner a punto quince plantas de empaquetado y test.
La tercera y última fase comenzará en 2040 y perseguirá establecer al menos 300 empresas de diseño de circuitos integrados, tres plantas de fabricación de semiconductores y 20 instalaciones de empaquetado y prueba. Si todo sale como el Gobierno de Vietnam ha previsto en 2050 este país tendrá más de 600 empresas de diseño de chips, así como las seis fábricas de semiconductores y las veinte plantas de empaquetado de las que hemos hablado unas líneas más arriba. Desde luego ambición no le falta.
Imagen | TSMC
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