
El precio del oro ha alcanzado un nuevo hito histórico, superando por primera vez la barrera de los 3,000 dólares por onza. Esta subida responde a su papel como activo refugio en medio de la creciente incertidumbre global, marcada por las tensiones comerciales entre Estados Unidos y la Unión Europea, así como por la inestabilidad geopolítica.
Uno de los detonantes clave ha sido la última ofensiva arancelaria de Donald Trump. El presidente estadounidense ha amenazado con imponer aranceles de hasta el 200% a productos alcohólicos europeos como el champán y el vino, en respuesta a las tasas del 50% anunciadas por Bruselas sobre el whisky estadounidense. Esta escalada ha elevado aún más la preocupación de los inversores, impulsando la demanda del metal precioso, que cerró el viernes en 3,004.94 dólares por onza.
Según Stephen Innes, analista de SPI AM, la ecuación es clara: «Cuanto más altos sean los aranceles, mayor será la incertidumbre y más fuerte la demanda de oro». Además, los temores sobre una posible desaceleración económica mundial refuerzan su papel como activo de refugio.
La inestabilidad en torno a las negociaciones de paz entre Ucrania y Rusia también ha contribuido a esta subida. La incertidumbre geopolítica y las dudas sobre la evolución de los mercados siguen posicionando al oro como una opción de inversión clave en tiempos de volatilidad.