En lo que llevamos de siglo XXI, el precio de los alimentos no ha dejado de crecer y crecer. Sin embargo, a finales de 2021 y principios de 2022, pasó algo: ese crecimiento se disparó. Tanto es así que, en los últimos tres años, el incremento ha sido de un 30%.
Hay más factores, pero con estos datos no puede extrañar a nadie que España se haya convertido en el país europeo que más «marca blanca» consume.
España, marca blanca de mi esperanza. Las marcas de distribuidor (como también se denominan) representan el 48,5% del valor de la compra y el 51% del volumen. En cuanto al gasto, «las familias españolas destinan una media de 1.208 euros al año en estos productos». Eso son, 78 euros (un 7% más) que en 2023.
Son las conclusiones del «Estudio sobre Marca Propia» que suele publicar Aldi todos los años. Una herramienta muy útil no solo para conocer la evolución de estos productos en España (donde no han dejado de crecer) sino que nos ayuda a entender el fenómeno en su contexto europeo.
9,3% por encima de la media europea. De hecho, España ha superado con creces a los países que, tradicionalmente, encabezaban la lista: Alemania (donde representan el 43% del valor de la cesta) y Países Bajos (41,3%). Es más, solo en productos de higiene y limpieza España queda segunda (con un 42,5% frente al 44,2% de Países Bajos).
Si nos fijamos en las diferencias regionales vemos que Murcia (59,8%), Andalucía (59,3%), Extremadura (58,8%) y Castilla-La Mancha (57,9%) son las que más marcas propias consumen. Por contra, Galicia (40,9%), País Vasco (43,8%), Asturias (43,9%) y Cantabria (44,7%) son las que menos.
«Esto no era así hasta hace pocos años». Según explicaba en CincoDías Hugo Liria, responsable de estudios de mercado en Aldi España, «la evolución que ha tenido la distribución en España, y el crecimiento que han tenido las cadenas de surtido corto como nosotros u otros competidores» ha sido clave en esta subida.
Efectivamente, las tres grandes cadenas de distribución de marca blanca (Lidl, Aldi y Mercadona) ya copan el 35% de la cuota de mercado en el país. Además, hemos de añadir — siempre según el informe de Aldi — que la mayor parte de grandes cadenas nacionales y regionales han puesto mucho énfasis en estas líneas de negocio para combatir la inflación. Mercadona o Dia han reducido su surtido de marcas externas más de un 40% en cuestión de cinco años
¿Es algo positivo? Evidentemente, los cambios de patrones de consumo tienen cosas positivas (además del ahorro, ayudan a mejorar la eficacia de la cadena de distribución), pero también también tienen problemas. Hace unos meses, Kantar (la misma consultora que ha elaborado el informe de Aldi) explicaba que la innovación de gran consumo está en mínimos históricos y culpaba directamente a las marcas blancas de ello.
Para que nos hagamos una idea, hoy por hoy llegan un 43% menos de productos innovadores a los supermercados que en 2010. Y esto, en un país donde la industria alimentaria es tan grande, es un problema. Según Kantar, la innovación en gran consumo no solo es importante para aumentar las ventas de la propia marca, sino que «tiene un impacto positivo en todo el mercado, del que se benefician todos los actores de la cadena, lo que finalmente repercute en el consumidor final».
Imagen | Mike Mozart